Para mi el ser ahora docente, es un sueño echo realidad pues desde pequeña lo pensaba pero no se me cumplió hasta después por asares del destino. Al llegar al CONALEP e impartir mi primera clase pensé que iba a estar muy nerviosa y con miedo a enfrentarme a un grupo de jóvenes, pero cuál fue mi sorpresa no tuve ninguna inseguridad al contrario al ir pasando el tiempo más me apasionaba estar en el salón.
Después de seguir impartiendo clase, note que me encantaba ser maestra, me gustaba la comunicación con los jóvenes, lo que me preocupaba era el trasmitir inadecuadamente los conocimientos. Entonces comencé a prepararme en cursos pedagógicos que impartía la misma institución, comencé a preguntarles a mis compañeros maestros sobre como podría mantener el interés de los alumnos en las clases, que herramientas ó estratégias les funcionaban a ellos para implementarlas yo. Poco a poco comencé a poner dinámicas en clase sobre la materia y me fui ganando el respeto y confianza de los jóvenes, así como su interés en mi clase, entendieron en mi caso que un maestro no es alguien estricto, serio, que solo les va a estar llamando la atención, sino todo lo contrario, que se puede ser flexible cuando ellos sean respetuosos, responsables con trabajos y tareas.
Es difícil cambiar tu mentalidad desde la posición del alumno, descubrir en que consiste ser maestro. Lo que el buen maestro debe hacer, debe pensar y lo que debe evitar.
Saludos. Anabel Ramos M.
No hay comentarios:
Publicar un comentario